La Rubia Escoba Curagüilla

09.11.2013 18:00

Pasando casi inadvertida, la escoba aguarda silenciosa en un rincón de la casa, siempre lista para barrer el suelo de tablas o de baldosas, y dispuesta a limpiar las hojas y el polvo de la vereda. Carlos Ibáñez del Campo la convirtió en el emblema de su mandato: con ella barrería la administración pública, limpiándola de toda corrupción. Chilenismo puro parecieran ser la catastrófica expresión “dejar la escoba” y la veloz réplica “escoba” con que devolvemos al instante un improperio. Sobreviviente pertinaz de una larga lucha con el masificado escobillón plástico, pocos jóvenes conocen hoy el nombre de la planta con que se la fabrica: el sorgo escobero, una especie de gramínea que en Chile recibe el nombre de curagüilla y que denomina también —en tono festivo— a los curados (metonimia por similitud fónica). No contenta con ahuyentar perros, desempolvar alfombras y espantar a las visitas indeseadas, la gentil escoba nos cede sus varillas para determinar si ya está listo el queque que tenemos en el horno. Y en esta función, es infalible.

Artículo publicado por Revista PAT edición Nº56